Las reglas de negocio entendidas como “las políticas, normas, operaciones, definiciones y restricciones presentes en una organización y que son de vital importancia para alcanzar los objetivos misionales” (Wilkipedia) se pueden resolver materialmente en el mundo de los procesos así como en el mundo de los datos.
Resolver una regla de negocio en el mundo de los procesos, por ejemplo “venderle al cliente mediante una gestión consultiva”, significará para el proceso “capacitar” instruir al vendedor en métodos de ventas que le permitan asegurar que las compras del cliente sean realizadas por sus propias razones y no por las razones del vendedor.
Cuando una regla de negocio es resuelta por la gestión del proceso y no por la gestión de los datos o mediante el uso de la tecnología (las reglas de proceso de negocio son actividades y decisiones que son resueltas por las personas y no por los instrumentos informáticos digitales), generalmente buscan ser efectivas, más que ser eficientes, es decir se refieren a que las personas trabajen más inteligentemente, con métodos de la profesión que sean más adecuados.
Por el contrario, las reglas de negocio que se resuelven en los sistemas digitales, en los modelos de datos, que alimentan los procesos, son reglas que vinculadas al uso de la tecnología de la información buscan la eficiencia. Es decir, trabajar apretando botones es trabajar en sociedad con la eficiencia (suponemos que son sistemas digitales bien conceptuados, modelados, construidos, implementados y mantenidos lo cual es un que se presupone).
Si la transformación digital consiste en automatizar las reglas de negocio de tal manera de lograr eficiencia, entonces se trata de disminuir el espectro de reglas a resolver manualmente por las personas y aumentar el espectro de la automatización mediante instrumentos digitales. Este no es un asunto trivial por varias razones. Algunas de ellas vinculadas a la factibilidad práctica de automatizar ciertas reglas de negocio, a la capacidad de traducir eficientemente desde lo manual a lo digital, a la calidad del producto resultante de la digitalización, al cambio de cultura y hábitos que conlleva el cambio, a la transformación en ámbitos donde no es adecuados por razones de eficiencia, sino por razones de moda tecnológica.
De cualquier modo la transformación digital es una estrategia comercial amplia, aplicable en todas las industrias, para resolver los desafíos comerciales tradicionales y crear nuevas oportunidades mediante el uso de las nuevas tecnologías. Requiere, para muchos aspectos, en los procesos de negocio, un modelado correcto de procesos y datos y la aceptación de formas completamente nuevas de trabajar y ofrecer valor a los clientes.


